Un pez vivía en mi corazón y aunque parecía estar bien protegido acabasteis con él. Ahora ya no sólo es un pinchazo lo que siento, ya no sólo hay una espina clavada en mi corazón. Y ahora que del pez ya sólo quedan las espinas lo alimentáis y sigue creciendo, aumentando aun más mis heridas. Todo empezó con un pequeño pinchazo en el corazón y me acabe dando cuenta de que ya no tengo vida en su interior.
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